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dilluns, 15 de maig del 2017

OMS-Ante todo no dañar

Seguridad del paciente según la OMS


La seguridad del paciente es un principio fundamental de la atención sanitaria. Hay un cierto grado de peligrosidad inherente a cada paso del proceso de atención de salud.

Los eventos adversos pueden estar en relación con problemas de la práctica clínica, de los productos, de los procedimientos o del sistema. La mejora de la seguridad del paciente requiere por parte de todo el sistema un esfuerzo complejo que abarca una amplia gama de acciones dirigidas hacia la mejora del desempeño; la gestión de la seguridad y los riesgos ambientales, incluido el control de las infecciones; el uso seguro de los medicamentos, y la seguridad de los equipos, de la práctica clínica y del entorno en el que se presta la atención sanitaria.


«La mejora de la atención de la salud es quizá el logro más importante de la humanidad en los últimos 100 años», ha dicho LEE Jong-wook, Director General de la OMS. «En muchos casos, la mejor manera de proteger los avances hasta ahora obtenidos consiste en mejorar la seguridad del paciente en dispensarios y hospitales.»


«La seguridad del paciente es un problema mundial. El interés y empeño de países de todo el mundo en encontrar soluciones a este problema resultan de lo más alentadores. En los años venideros, a lo largo y ancho del mundo se salvarán vidas, se reducirá el nivel de riesgo para los pacientes y se aprenderá mucho gracias a la labor que hoy da comienzo en Washington, D.C.», ha afirmado Sir Liam Donaldson, Médico Jefe del Gobierno del Reino Unido, que preside la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente.

La Alianza se crea dos años después de que la 55a Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en 2002, aprobara una resolución sobre el tema en la que instaba a los Estados Miembros a prestar «la mayor atención posible al problema de la seguridad del paciente» y a establecer y consolidar «sistemas de base científica, necesarios para mejorar la seguridad del paciente y la calidad de la atención de la salud, en particular la vigilancia de los medicamentos, el equipo médico y la tecnología». En dicha resolución se pedía a la OMS que tomara la iniciativa para definir normas y patrones mundiales, alentar la investigación y apoyar el trabajo de los Estados Miembros para concebir y poner en práctica normas de actuación en la materia.

«Esta iniciativa mundial servirá para que todas las naciones colaboren para mejorar la atención sanitaria y la seguridad del paciente, cuestiones que trascienden todo límite geográfico», ha dicho Carolyn M. Clancy, que dirige el Organismo de Investigación y Calidad de la Asistencia Sanitaria del Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados Unidos. «Aunque en el último lustro hemos avanzado mucho, nos queda un largo camino por delante hasta lograr que los servicios de atención de salud que se prestan en el mundo entero ofrezcan el mayor nivel posible de seguridad.»

Los efectos indeseables derivados de la prestación de atención de salud son, en muchos casos, causa de enfermedad, traumatismos o muerte. Los estudios realizados en varios países ponen de manifiesto un índice de efectos adversos de entre el 3,5% y el 16,6% del número de pacientes hospitalizados. En promedio, uno de cada diez pacientes ingresados sufre alguna forma de daño evitable que puede provocar discapacidades graves o incluso la muerte.2

Al considerable dolor humano que provocan esos efectos adversos se suman sus repercusiones económicas. Diversos estudios han demostrado que las hospitalizaciones adicionales, las demandas judiciales, las infecciones intrahospitalarias, la pérdida de ingresos, las discapacidades y los gastos médicos representan en algunos países un costo anual de entre US$ 6000 millones y US$ 29 000 millones de dólares estadounidenses.3

«Los efectos indeseables de la atención de salud son un problema que afecta a todos y cada uno de los países, hospitales y dispensarios del mundo, desde los médicos y especialistas hasta las enfermeras y los agentes de salud», ha dicho la Dra. Mirta Roses, Directora Regional de la OMS para las Américas.

«La situación es mucho más grave en los países en desarrollo, donde millones de niños y adultos sufren problemas crónicos de salud o discapacidades que hubieran podido evitarse, cuando no mueren, por culpa de errores médicos, transfusiones de sangre sin garantías, medicamentos falsificados o de calidad inferior a la norma y, sobre todo, prácticas inseguras realizadas en condiciones de trabajo precarias», ha afirmado el Dr. Ebrahim Samba, Director Regional de la OMS para África. La OMS informa de que al menos un 50% del material médico en su conjunto no es de fiar, y de que un 77% de los casos descritos de falsificación o mala calidad de los medicamentos se dan en países en desarrollo.

La Alianza tiene el firme propósito de poner en marcha seis programas en los dos próximos años:
  • Un elemento básico será el programa de «Seguridad para el paciente en todo el mundo», que en 2005 y 2006 se centrará en las infecciones asociadas a la atención de la salud.
  • Un programa de «Pacientes por la seguridad del paciente», que fomente la participación de los pacientes, ya sea a título personal o agrupados en colectivos, en la labor de la Alianza.
  • Un programa de «Taxonomía de la seguridad del paciente» que sirva para armonizar los conceptos, principios, normas y términos utilizados para trabajar sobre el tema.
  • Un programa de «Investigación para la seguridad del paciente» destinado a elaborar un mecanismo de evaluación rápida que se utilice en los países en desarrollo y efectuar estudios mundiales de prevalencia de los efectos adversos.
  • Un programa de «Soluciones para la seguridad del paciente» que promueva las intervenciones ya existentes y coordine las actividades en el plano internacional para lograr que las nuevas soluciones se apliquen en la práctica.

La Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente se basará en las medidas e iniciativas nacionales que ya estén en marcha y compartan su filosofía y creará vínculos con programas para mejorar la seguridad del paciente. Es de esperar que con el tiempo su labor propicie un nivel mucho mayor de seguridad a largo plazo en la atención de salud. Cabe suponer asimismo que la correcta aplicación de estrategias adecuadas sobre el tema traerá consigo, entre otras cosas, una espectacular reducción de los efectos adversos de la atención de salud y una disminución de los gastos del orden de miles de millones de dólares en concepto de ahorros anuales.

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